viernes, 18 de febrero de 2011

COMENTARIO BIBLICO ADVENTISTA LIBRO DE JOB

   El Libro de JOB 
    INTRODUCCIÓN 
    1. 
    Título. 
    El libro lleva como título el nombre de su personaje principal: Job, en Heb. 
    "lyyob. 
    2. 
    Autor. 
    La antigua tradición judía, aunque no en forma unánime, atribuyó el libro a Moisés. El Talmud babilónico afirma: "Moisés escribió su propio libro, y los pasajes referentes a Balaam y Job" (Baba Bathra, 14b, 15a). Esta afirmación es rechazada por la mayoría de los eruditos modernos como también lo fue por muchos anteriores. Algunos sugieren a Eliú, Salomón y Esdras como posibles autores. Otros creen que el libro es obra de un autor desconocido, tal vez del tiempo de Salomón, o del tiempo de David, o del período del cautiverio. Todas estas afirmaciones que han recibido el amplio apoyo de diversos autores, son tan sólo conjeturas, carentes de suficiente comprobación, ya sea interna o externa, para que se las acepte sin lugar a dudas. 
    Es muy plausible la tradición que atribuye el libro a Moisés. Este pasó 40 años en Madián, lo cual le daría amplios antecedentes que explican el fuerte sabor arábigo evidente en todo el libro. La formación egipcia de Moisés también explica las alusiones a la vida y prácticas egipcias. El cuadro de Dios como creador y sustentador corresponde bien con la narración de la creación conservada en otro libro escrito por Moisés (ver Ed 154). 
    Algunos eruditos no aceptan a Moisés como autor, porque encuentran disparidad de estilo entre Job y otros libros atribuidos a Moisés. El argumento que se basa en el estilo es débil. Afirmar que Moisés es el autor del libro de Job no excluye la posibilidad de que una buena parte del material hubiera podido estar ya en forma escrita -redactado, tal vez por el mismo Job. El tema de Job es completamente distinto del de los otros libros de Moisés y por lo tanto requiere otro enfoque. Por otra parte puede demostrarse que hay semejanzas notables de estilo. Por ejemplo, ciertas palabras usadas en el libro de Job aparecen también en el Pentateuco, pero no en otro lugar del AT; muchas otras palabras comunes a Job y al Pentateuco rara vez son usadas por otros escritores bíblicos. El título "El-Shaddai, "el Todopoderoso" (ver t. I, pág. 181), se usa 31 veces en el libro de Job y 6 veces en el libro del Génesis, pero no aparece en esta forma particular en ningún otro lugar de la Biblia. 
    3. 
    Marco histórico. 
    El libro de Job es un poema acerca de la experiencia humana, y su autor es un profeta de Dios. El comentario anterior revela el tiempo aproximado cuando se escribió el libro: durante la permanencia de Moisés en Madián. Job puede haber sido contemporáneo de Moisés. 
    Este concepto respecto de la fecha cuando se escribió revela por qué el libro no 494 menciona el éxodo ni sucesos posteriores a él. Los tales aún no habían ocurrido. Los eruditos que procuran colocar a Job en los días de Salomón o más tarde deben explicar la ausencia de alusiones a esos hechos históricos en Job. 
    La similitud que hay entre Job y la literatura sapiencial no indica que Job copió el estilo de Salomón o de sus contemporáneos. Es tan razonable suponer que Salomón recibió la influencia de una obra maestra como es Job, como suponer lo opuesto. No necesitamos aceptar ninguna de las dos posiciones. 
    El escenario del libro de Job es propio del desierto de Arabia. Por extraño que parezca, no es un ambiente israelita. Había adoradores de Dios fuera de los confines habitados por los descendientes de Abrahán. El ambiente no es político, militar ni eclesiástico. Más bien, Job surge en un marco doméstico propio de su época. Era un acaudalado terrateniente, honrado y amado por sus compatriotas. No se lo puede identificar con ninguna dinastía o clan dominante. Se destaca como una figura solitaria y majestuosa en la historia, importante a causa de su experiencia personal más bien que por su relación con su época o sus contemporáneos. 
    4. 
    Tema. 
    Es ésta la historia de un hombre que retorna a la vida normal después de una serie de reveses terribles e inexplicables. Los elementos del marco histórico que hacen dramática la situación son: (1) El contraste entre la prosperidad y la ruina de Job, (2) lo repentino de su calamidad, (3) el problema planteado por la filosofía del sufrimiento, propia de su época, (4) la crueldad de sus amigos, (5) la profundidad de su desánimo, (6) el aumento gradual de su confianza en Dios, (7) la dramática aparición de Dios, (8) el arrepentimiento de Job, (9) la humillación de sus amigos, (10) la restauración de Job. 
    Ninguna declaración aislada es suficiente para abarcar la completa enseñanza del libro. Muchos temas menores están comprendidos en el tema mayor, y hacen que el conjunto del libro sea una sinfonía de ideas. Uno de los mayores beneficios que emanan del libro es el cuadro que presenta de Dios. Nunca se han expresado en forma más elocuente la gloria y la profundidad de Dios, a no ser en la persona de Jesucristo mismo. Satanás trata de impugnar a Dios; las circunstancias tientan a Job para que dude del amor de Dios; los amigos interpretan mal a Dios. Sin embargo, al final Dios se revela en forma tan magnífica que Job dice: "Ahora mis ojos te ven" (cap. 42: 5). Es significativo que, aun en las profundidades de su dolor, Job se lamenta más porque le parece haber perdido a Dios que por la pérdida de sus propiedades y su familia. Dios está en el centro del libro, oculto a veces por nubes de incomprensión, pero vindicado al final como Creador justo y amante. 
    El problema del sufrimiento también ocupa un lugar importante en el libro. El lector de la narración conoce desde el principio la razón de las desgracias de Job. Job desconocía las maquinaciones de Satanás contra él. Por el contrario, él y sus amigos estaban saturados de una tradición que pretendía que el sufrimiento era siempre un castigo por un pecado específico. Job no hallaba un pecado tal, y se veía frente al trance de buscar una explicación para su infortunio. Job tenía que abrirse paso de la desesperación a la confianza a través de los obstáculos de la incomprensión y la mala interpretación colocados en su senda por la tradición de sus días. 
    En su enfermedad, Job se halló frente a la muerte. De ese modo fue inducido a meditar en la condición del hombre después de la muerte. El consideraba la muerte como un sueño (cap. 14: 12), con una resurrección futura (vers. 14, 15). 
    La presencia de esta declaración ha sido una piedra de tropiezo para los comentadores que dicen en el estado consciente de los muertos. Se han dado muchas interpretaciones antojadizas a las referencias de Job a la vida futura, aunque tales referencias están 495 en plena armonía con la enseñanza de otros pasajes bíblicos. Otro tema secundario es la personificación de la Sabiduría. 
    Así como Salomón lo hizo más tarde, Job ensalzó la sabiduría como el mayor bien. Ambos escritores asocian la sabiduría con "el temor de Jehová" (Job 28: 28; Prov. 15: 33). 
    Al interpretar el libro de Job, debe distinguirse entre las ideas que expresan la verdad divina y las declaraciones de sentimientos y opiniones personales de los diversos personajes que intervienen en la narración. Por ejemplo, no es correcta la filosofía del sufrimiento expuesta por los amigos de Job. Refleja el pensamiento defectuoso de la época. Los amargos discursos no están en armonía con la voluntad de Dios. La inspiración ha registrado las ideas erróneas de ciertos hombres, pero eso no hace correctas dichas ideas. El lector de Job siempre debe distinguir entre las verdades enseñadas por Dios y las ideas imperfectas expresadas a menudo por meros mortales. Por ejemplo, el usar una declaración de Bildad para establecer una doctrina es seguir un principio de interpretación objetable. 
    En el comentario sobre el libro a menudo se dan dos interpretaciones posibles de ciertos pasajes. La razón principal de esto es la oscuridad del texto hebreo. A menudo las palabras hebreas tienen varios significados. Con frecuencia estos significados son completamente dispares y hasta opuestos. 
    Algunas afirmaciones se pueden interpretar de diversas maneras. En tales casos se ofrecen varias interpretaciones posibles. A veces el texto hebreo es tan oscuro que sólo se pueden hacer conjeturas. Sin embargo, esto no afecta básicamente el significado general del texto. 
    Lo más sorprendente de Job es la pericia literaria con la cual se desarrolla el tema. El Prof. George Foot Moore, de la Universidad de Harvard, habla de su composición como de la obra máxima de la literatura hebrea que nos ha llegado, y una de las mayores obras poéticas de la literatura mundial. Otro panegirista lo llama "el Monte Cervino del Antiguo Testamento". 
    No se puede entender bien el libro de Job sin prestar atención a su diseño. Es obvio que es un poema. La base de la poesía hebrea es el paralelismo, una forma poética en la cual se expresa una idea en dos frases cortas. A veces las dos son casi idénticas, como en el cap. 3: 25. A veces la segunda expresión es una ampliación de la primera y aporta sin pensamiento adicional, ver cap. 5: 12. (Para más información acerca del paralelismo hebreo, ver págs. 26-29). 
    El libro tiene tres divisiones: prólogo, poema y epílogo. El poema se divide en tres partes: los diálogos entre Job y sus amigos, el discurso de Eliú y la intervención de Dios. En la discusión de Job con sus amigos hay tres ciclos, cada uno de los cuales contiene tres discursos de Job y uno de cada uno de los amigos (excepto la ausencia de un discurso de Zofar en el tercer ciclo). En la disertación final de Job hay tres discursos. Se presenta a Dios como pronunciando tres discursos. El epílogo se divide en tres partes. Este plan puede advertirse aun en la construcción de algunos de los discursos individuales del libro. Un arreglo tal no es nada sorprendente; está en perfecta armonía con el genio de la poesía hebrea. (Ver com. cap. 27: 13 acerca de la opinión de que Zofar presentó un tercer discurso.) 
    Debe decirse aquí una palabra respecto de las repeticiones que hay en el libro de Job. El lector corriente queda impresionado -y a veces desanimado- por las muchas repeticiones de la misma idea. Debe recordarse que en todos sus discursos, los amigos de Job se proponían probar una idea: que debía interpretarse la desgracia como un castigo. Eliú también desarrolló un tema central: que debía entenderse el infortunio como disciplina. Por otra parte Job tenía también una meta: la vindicación de su integridad puesta en duda. En cada caso se emplea todo recurso posible 496 para probar la tesis. Esto lleva a expresar el mismo pensamiento en muchos marcos distintos. Por ejemplo, cada uno de los amigos trata lo mismo, recalca las mismas ideas y con frecuencia emplea las mismas expresiones. 
    Debe observarse que el predominio de la repetición cesa cuando comienza a hablar Dios. Se han comparado los discursos de los amigos a diversas ruedas que giran sobre el mismo eje. Su unanimidad hace adecuada esta comparación. El discurso de Eliú representa la emoción reprimida de un joven entusiasmado por lo que considera una gran idea. Los discursos de Dios son diferentes. Forman una clase separada. A través de todas las declaraciones divinas hay progreso. Cada frase está llena de significado. Los discursos de Dios son una revelación del Ser divino, que usa los objetos de la creación como un medio de expresión. El estudiante de Job debe reconocer estos hechos para poder interpretar correctamente el bosquejo del libro. 
    5. 
    Bosquejo. 
    I. Preludio en prosa, 1:1 a 2: 13. 
    A. Job y su familia, 1: 1-5. 
    B. Satanás recibe permiso para afligir a Job, 1: 6-12. 
    C. Satanás aflige a Job. 1: 13-19. 
    D. Resignación de Job, 1:20-22. 
    E. Satanás aflige a Job con una enfermedad, 2: 1-10. 
    F. La llegada de los tres amigos, 2: 11-13. 
    II.Los diálogos entre Job y sus amigos, 3: 1 a 31: 40. 
    A. Primer ciclo, 3: 1 a 11: 20. 
    1.Primer discurso de Job: su profundo desánimo, 3: 1-26. 
    2.Discurso de Elifaz: reprocha a Job, 4: 1 a 5: 27. 
    3.Segundo discurso de Job: la seriedad de su aflicción, 
    6: 1 a 7:21. 
    4.Discurso de Bildad: acusa a Job de ser pecador, 8: 1-22. 
    5.Tercer discurso de Job: queja del trato de Dios con él, 9: 1 a 10: 22. 
    6.Discurso de Zofar: exhortación al arrepentimiento, 11: 1-20. 
    B. Segundo ciclo, 12: 1 a 20: 29. 
    1. Primer discurso de Job: mantener su integridad, 12: 1 a 14:22. 
    2. Discurso de Elifaz: reprocha a Job de impiedad, 15: 1-35. 
    3.Segundo discurso de Job: acusa a sus amigos de ser 
    inmisericordes, 16: 1 a 17: 16 
    4. Discurso de Bildad: insiste en que la calamidad alcanza al 
    impío, 18: 1-21. 
    5. Tercer discurso de Job: expresa su creencia en la 
    resurección, 19: 1-29. 
    6. Discurso de Zofar: describe el castigo presente y futuro de los 
    impíos, 20: 1-29. 
    C. Tercer ciclo, 2l: 1 a 31: 40. 
    1. Primer discurso de Job: sostiene que a veces los impíos 
    prosperan, 21: 1-34. 
    2. Discurso de Elifaz: insta a Job a que se arrepienta, 22:1-30. 
    3. Segundo discurso de Job: expresa su anhelo de aparecer ante Dios, 23:1 
    a 24:25. 
    4. Discurso de Bildad: afirma que el hombre no se puede 
    justificar ante Dios. 25:1-6. 
    5. Tercero y más largo discurso de Job: repasa su caso y 
    sostiene de que es inocente, 26: 1 a 31: 40. 497 
    III. Los discursos de Eliú, 32: 1 a 37: 24. 
    A. Introducción y primer discurso: presenta una nueva filosofía 
    del sufrimiento, 32: 1 a 33:33. 
    B. Segundo discurso: se esfuerza por vindicar a Dios, 34: 1-37. 
    C. Tercer discurso: razona que nada que haga Job, pecaminoso 
    o justo, afectará a Dios, 35: 1-16. 
    D. Cuarto discurso: presenta al Dios de la tormenta de truenos, 36: 1 a 37: 24. 
    IV. La respuesta de Dios, 38: 1 a 41: 34. 
    A. Primer discurso: el universo físico revela a Dios, 38: 1-41. 
    B. Segundo discurso: la vida animal revela a Dios, 39: 1-30. 
    C. Tercer discurso: el behemot y el leviatán revelan a Dios, 40: 1 a 41: 34. 
    V.Postludio en prosa, 42: 1-17. 
    A. Job reconoce a Dios, 42: 1-6. 
    B. Job ora por sus amigos, 42: 7-9. 
    C. Restauración de Job, 42: 10-17. 

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