El libro lleva el nombre del personaje cuyas profecías presenta. Zacarías, Heb. Zekaryah, significa "Yahweh recuerda", o "Yahweh se ha acordado". Zacarías era un nombre común entre los judíos.
Zacarías probablemente era levita, y pudo haber sido sacerdote (Neh. 12: 16; cf. Zac. 1: 1). Zacarías es llamado "hijo de Iddo" en Esd. 5: 1 y 6:14; esta designación puede entenderse por el intercambio común de la palabra "hijo" por "nieto" (ver com. 1 Crón. 2: 7).
Es casi seguro que Zacarías nació en Babilonia. Empezó su ministerio unos 16 años después del regreso del cautiverio, o sea en 520/519 a. C. Si hubiese nacido después del regreso del cautiverio, su llamamiento al ministerio profético hubiera tenido lugar en una edad muy temprana. La fecha más tardía que presenta en su profecía es el 4.º año de Darío (cap. 7: 1); sin embargo, lo más probable es que el profeta Zacarías viviera hasta ver la terminación de la construcción del templo unos años después, en 515 a. C. (ver com. Esd. 6: 15).
Zacarías fue contemporáneo de Hageo (Zac. 1: 1; Hag. 1: 1). Para el fondo histórico, ver las pp. 1095-1096. Ver también el t. III, pp. 322-324.
Tanto Zacarías como Hageo fueron llamados por Dios para animar a aquellos judíos que, debido a la oposición enemiga que culminó en los días del falso Esmerdis (522 a. C.), habían dejado de construir el templo (ver t. III, pp. 71-72). Las profecías de Zacarías "llegaron en tiempo de gran incertidumbre y ansiedad" cuando "les parecía a los dirigentes que el permiso concedido a los judíos para edificar estaba por serles retirado" (PR 425). Sus mensajes, que tratan de la obra de Dios y los planes divinos para la restauración, tenían por objeto animar el celo decadente de los judíos. Como resultado de los mensajes inspiradores y del liderazgo de Hageo y Zacarías, la construcción del templo pronto fue terminada (Esd. 6: 14-15).
Los mensajes de Zacarías, que describen el glorioso futuro de Jerusalén, fueron condicionales (Zac. 6: 15). Por causa de que los judíos, cuando volvieron del cautiverio, no cumplieron con las condiciones espirituales de las cuales dependía su prosperidad, no se cumplió el propósito original de las profecías. Sin embargo, ciertos aspectos se cumplirán en la iglesia cristiana (ver pp. 32-38).
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